viernes, 22 de mayo de 2009

Normalidad

Querida Molly:
Lamento no haberte respondido antes. Verás, he estado pensando mucho respecto al paso del tiempo, como las cosas cambian y llegué a la conclusión de que sólo viviendo como una persona normal de esta era podría entender estos tiempos en los que habitamos. Lo admito, mis años de letargo me han puesto un poco existencialista. Así que un buen día me vestí con ropas normales que nada dicen de mí, conseguí un empleo de oficina. Marcaba mi entrada y salida en un reloj fabricado sin la menor pasión, pasaba ocho horas diarias tras un despacho envolviéndome en papeles. No creo haber comprendido nada, pero fui feliz o al menos jugaba a ser feliz lo que es casi lo mismo.
Pero hace tres noches, apareciste. No exactamente vos sino tu imagen onírica. Fue un sueño rojo, entrecortado, tibio y húmedo como tus vísceras. Lleno de alaridos. Deberías haberte oído, la hermosa y deliciosa forma en la que gritabas. Se me hizo agua la boca. Comprendí entonces que toda normalidad es una mera pretensión, una deleznable hipocresía, al menos en mí. Así que acepté mi esencia y reemprendí la cacería.
Veo que entendés muy bien que es lo que pienso hacer con las lombrices, me alegra mucho eso, eso sí, no sólo puedes saborearlas por la boca.

lunes, 16 de febrero de 2009

El principio fue Lo húmedo en su momento

Hay un detalle estimado que estás pasando por alto, hay que tomar de los humanos lo que nos sirve y el resto desecharlo –claro que es el mayor porcentaje.
Un buen cazador tiene que analizar todas las posibilidades… pensé que habías aprendido eso con el tiempo, pero me estoy dando cuenta que no. En fin todo en su justa medida y en el momento justo, nadie nació siendo sabio y el que afirmaba no saber nada era el que más sabía.
Por cierto, son deliciosas las lombrices. Tendrías que probar ese envoltorio húmedo, frotarlo delicadamente por los labios. Y luego introducirlas poco a poco en la boca hasta que ya no quede espacio para que quepa ninguna… y tragarlas sintiendo como atraviesan la garganta. Son más deliciosas cuando se las mantiene vivas hasta el final.
Muero por conocerlas! ¿o será más indicado decir saborearlas?

Ahora me despido, tengo mucho trabajo que hacer.

Tu Molly

martes, 3 de febrero de 2009

Aeropuerto

Estimada Molly:

Si bien no lo creo demasiado probable, como posible es posible que yo termine cazado y vos salgas viva y airosa de esta situación. ¿Para que negarlo? Son los gajes del oficio. Una cacería no es una cacería en serio sino existe la posibilidad de que los roles se inviertan. ¿Sabés? Siempre me han resultado patéticos esos estirados señores que se visten los domingos con ropa campestre falsa, a cazar patos con sus fusiles. ¿Qué quieren demostrar a parte de su puntería? Un pato sólo puede salir volando. Hasta me dan lástima esos indefensos animales. ¿Dónde está la persecución? El acercarse sigilosamente para atacar por sorpresa, el saber que debes hacer todo perfectamente o serás vos quien acabará muerto. Otra cosa es cazar a un león o a un tigre, eso si que son cazadores.

He notado que aún mantienes algo de humana, me refiero a esa tendencia a hacer conjeturas complicadísimas y estrambóticas cuando la verdad suele increíblemente sencilla, creí habías aprendido eso con los años, pero no. No me fui de viaje, ni mucho menos intenté despistarte. Simplemente fui al aeropuerto porque nunca antes había ido a alguno. Estuve leyendo sobre aviación, luego de que vi uno de esos maravillosos aparatos sobrevolar Montevideo. Así que un día me dije. ¿Por qué no? Y fui hasta el aeropuerto a ver a los aviones más de cerca. Parece que el viejo excéntrico de Leonardo Da Vinci no estaba equivocado después de todo. No te recomiendo el restaurante de la terraza sobre la pista de aterrizaje, el lugar es hermoso, la vista sin igual, pero la comida… En fin, una vecina trabaja ahí y me sugirió no comer nada. Claro que no tiene idea de mis curiosos hábitos culinarios y de vida en general. Por cierto un detalle muy conmovedor de tu parte el presente para la viuda.

Respecto a tu amiguito Bobs. ¿Cuándo lo consideré un enemigo? Le tengo antipatía, desprecio, pero un enemigo. Un enemigo está a la altura del conflicto. Vos podrías ser una buena enemiga, claro que en el fondo nos tenemos cariño.

Mis queridas lombrices están cada día más ansiosas de conocerte.

viernes, 23 de enero de 2009

Un obsequio

13 de enero, día de las buenas acciones

Adepto:

Sabía que ibas a ofenderte, pero no me conmueven las ofensas ni ningún tipo de manifestación humana que muestre algún rasgo de debilidad. La enfermedad ilusoria que simulé fue para atrapar ratones y justo andabas buscando alimento… que interesante no? Ahora me pregunto: ¿qué se siente cuando uno cree que es el que caza, pero resulta ser cazado? Te vigilé durante todo el tiempo que estuviste dormido y sabía que ibas a despertar un 24 de diciembre. Te preguntarás porqué ese día… es sencillo, ese día se produce una alineación entre los “Tres reyes”, Sirio y el sol. También es el día en el que mi fuerza se duplica.

Estás haciendo que me enfurezca subestimándome sobre la importancia de mi tarea, pero ya te enviaré un pequeño obsequio de cortesía para refrescarte la memoria sobre lo que soy capaz de hacer.

Hace diez días tuve que ir hasta el aeropuerto a entregar una diligencia –la lengua de mi último amante. Se le envié a su esposa para que tuviera un póstumo recuerdo. Estaba planeado para que llegara a destino el día 13, pero durante todo el día sentí algo extraño, una especie de advertencia que me llevó a retrasarme y tener que postergarlo. Lo comprendí cuando crucé la puerta y sentí que habías estado allí. ¿Te fuiste de viaje? ¿O sólo lo hiciste para despistarme? Tiendo a pensar en la segunda opción, todo indica que sigues en Montevideo al asecho de una presa que nunca vas a poder alcanzar.

Hace tiempo que ceno con Bobs. ¿Lo recuerdas? Uno de tus enemigos. Digamos que Bobs está bajo los efectos del encantamiento (ese que ya conoces) y sería totalmente capaz de hacerme unos favores a cambio de otros… por eso lo conservo vivo, me ha proporcionado acceso a lugares que ni siquiera podrías imaginar. Mmm es hora de la cena, debo marcharme.

Estoy pensando en dejarte para el postre…

Tu Molly.

lunes, 19 de enero de 2009

De dedos y lombrices

Querida Molly:

Es una delicia saber que sigues haciendo de las tuyas. Resulta irónico el final de aquel diplomático. ¿No es esa la condición humana? Siempre ansían más, más, más, hasta que un día se topan con algo más grande de lo que pueden lidiar. En el fondo siempre me resultó un tanto patético.

Me ofende que creas que tu tarea es más grande que la mía. Digamos que tenés el potencial para que así sea, pero el problema es que nunca terminaste de asumir tu condición. Siempre hablabas de ti misma como si padecieras una enfermedad terrible, de la que debías curarte. Creo que nunca te vi mirarte en el espejo y decir “¡Que hermosa que soy!” y realmente eras hermosa, con tu voluptuoso cuerpo, tu sonrisa lasciva y sedienta. No sé en cambio que aspecto tendrás por estos días. ¿Pero crees que eso podrá mantenerte oculta de mí? Puedo olerte desde kilómetros, sentir tu presencia desde el otro extremo de la ciudad. Para poder pasar desapercibida ante mí, deberías dominar un arte que tanto a ti como a mí nos ha sido vedado.

Yo también he salido a divertirme, para despejarme y ponerme en forma, estirar las piernas después de no haberlas usado en tanto tiempo. Descubrí uno de los inventos más fascinantes de los últimos tiempos. El bisturí. Es tan pequeño y a la vez filoso, cuando lo tengo entre mis manos me siento como Rembrandt con su pincel. Además que su tamaño es muy cómodo para llevarlo a todas partes sin llamar la atención. Claro que las guillotinas siguen teniendo lo suyo. Anoche me gullotiné una mano frente a un invitado, sólo para mostrarle como se movía la suya cuando me la cocía al muñón de mi brazo. Tengo sus gritos grabados, son cómo música para mis oídos. También he experimentado con cocerme dedos en la espalda y el vientre, genera un efecto bastante inquietante la forma en que se mueven como tentáculos bajo la ropa. De las máscaras que práctico en mi rostro, no voy a entrar en detalles, es un arte demasiado fascinante y podría pasarme el día explayándome en él.

Este despertar me ha traído nuevas intereses. Aunque te parezca extraño en mi, estoy más en contacto con la naturaleza. Por ejemplo he recogido lombrices del Cementerio del Buceo y las crió en mi casa como pasatiempo. Quizás pienses que son muy poca cosa, pero son unas criaturas fascinantes cuando las observas con detalles. Además te estoy preparando con ellas un regalo para ti, no voy a contarte más, sino perdería la gracia de la sorpresa.

jueves, 15 de enero de 2009

Una Gota

Estoy algo sorprendida, es cierto pero debo confesar que nunca quise matarte... es que siempre pensé que este mundo era para uno de los dos y consideré que mi tarea era más grande que la tuya. ¿Soberbia? -Puede ser.
Sabiéndote vivo, sé que tendré que cuidarme mucho, pero no creas que siento temor. Tendré que buscar la forma de acabar contigo para siempre.

En esta semana fueron tres los que cruzaron los portales. El mejor de todos fue en la azotea de un edificio ubicado en Mercedes y Magallanes, nunca había escuchado gritar tanto a un mortal. Era un diplomático a los que le gustaban las sorpresas y siempre pedía más, hasta que dejó de pedir claro. Había un detalle que podía delatarme y tuve que cortar sus manos.
Las licué para mi perro Ulises y quedó muy agradecido.

Ahora me voy porque estoy teniendo una sed terrible...

No te va a ser tan fácil encontrarme porque estoy más cambiada de lo que crees.

Tu Molly